De acuerdo con el término, las viviendas sustentables son aquellas cuyas prácticas y materiales son respetuosos con el medio ambiente y que poseen ventajas ambientales para la planeación, diseño, ubicación, construcción y operación de viviendas. Un buen ejemplo de ello es el espacio que habita en la colonia Santa María la Ribera que lleva por nombre Casa Nogal.
Casa Nogal es un conjunto habitacional y co-living con 25 departamentos, en los que los habitantes comparten estancias acogedoras y colaborativas, como la sala de estar, un comedor en el que pueden convivir para comer o trabajar, una terraza con sauna, cama de masaje y un bello huerto en el que pueden cultivar sus propios alimentos.
Para conocer un poco más de este proyecto, visitamos Casa Nogal de la mano del Arq. Roberto Roldán Ferrer, egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México, maestro en Dirección de Empresas Constructoras e Inmobiliarias por la Universidad ANÁHUAC, quien además ha tomado diversos cursos y diplomados en sustentabilidad, algunos de ellos en la Universidad Iberoamericana (IBERO). También es miembro del Instituto Internacional del Futuro Vivo (ILFI), con sede en Seattle, Washington, donde continúa actualizándose a través de los congresos que organiza el instituto, a los que ha acudido por 8 años consecutivos, haciendo presencia no solamente en las charlas y talleres propios de la institución, sino visitando diversos espacios de co-living con la oportunidad de charlar con los residentes y socios, conociendo así sus experiencias, posibles mejoras y eventos exitosos tanto para el proyecto como para la gente.
Es el mismo instituto el que otorga una de las certificaciones más avanzadas y estrictas en el mundo, la Living Building Challenge (Reto del Edificio Vivo) un estándar holístico que integra el pensamiento más progresista en diseño y políticas de arquitectura, ingeniería, planificación, interiorismo y arquitectura del paisaje. Se encuentra en constante evolución y su versión más reciente es LIVING BUILDING CHALLENGE 4.0, el cual la Universidad Iberoamericana se ha dado a la tarea de traducir para posibilitar su implementación en México.
Contrario a otras certificaciones, el Reto del Edificio Vivo no es un sistema de puntos, sino un método basado en siete grandes aspectos llamados “pétalos”, que, a su vez, se dividen en 20 imperativos, los cuales pueden aplicarse a casi todos los proyectos de construcción concebibles, de cualquier escala y en cualquier lugar, ya sea de edificios nuevos o existentes.
Cada “pétalo” hace alusión a la naturaleza, simbolizando la honra o respeto al lugar donde se ubica el edificio, así como al agua, energía, belleza, materiales no permitidos para la salud humana y el medio ambiente, equidad social, salud y felicidad. El principal motor de la certificación es acercar las viviendas sustentables a la biofilia o bien, acercarnos como seres humanos a mantener un compañerismo amistoso con la naturaleza desde nuestras viviendas.
El proyecto nace desde el momento en el que el Arq. Roldán, junto con otros socios, observaron el potencial de la propiedad que, en un inicio, era una bodega en planta baja y tres departamentos, así como una fachada protegida por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), misma que fue reestructurada. Es un edificio completamente contemporáneo que honra su esencia histórica, evitando a su vez la gentrificación.
“La idea surge de la creación de un desarrollo de vivienda en renta y queríamos que fuera algo distinto, no solo desde el punto de vista arquitectónico, sino desde el sustentable. Cada cosa está pensada según su funcionalidad, desde la captación de agua de lluvia que nutre a las cisternas, los WC y lavadoras de la estancia y con la que se riegan patios, escaleras y nuestro huerto; todo procuramos calentarlo con energía solar; estos dos servicios ya los incluye el cobro de la renta, por mencionar un poco. Estamos conscientes de que este tipo de gastos los cubriremos en el largo plazo, sin embargo, ha sido parte de la visión de todos los socios del lugar”, señaló el arquitecto.
Los departamentos cuentan con cocineta, estufa, refrigerador, un microondas, gavetas, clóset, cajones y un baño completamente equipado. Los habitantes del espacio pueden hacer uso de todas las estancias de la casa, ya sea para trabajar, relajarse o simplemente convivir en familia, amigos y entre vecinos.
“Más allá de los movimientos arquitectónicos, sustentables y de vivienda, se buscó la vinculación de las conexiones humanas. No es un secreto que algunos de nosotros no tenemos relaciones tan cercanas con nuestros vecinos como las tendríamos con otras amistades, es por ello que el acercamiento mediante espacios que nos ayudan a convivir desde espacios más cercanos, nos permite generar no solo acuerdos de convivencia, sino desarrollar conexiones desde lo personal con otros como nosotros.
Mi mayor mérito es haber creado los espacios compartidos de la mano de otros expertos y haber citado a la primera comida conjunta con todos los habitantes de Casa Nogal.
Lo que más aprecio del lugar es la gente tan talentosa que vive aquí, pero, sobre todo, los lazos amistosos tan fuertes que se forman; hemos observado que algunos inquilinos que por fuerza mayor han tenido que abandonar las estancias, regresan con los que permanecen. Es un evento muy curioso que no he observado en otro lugar. Casa Nogal es un edificio amable que fortalece a los individuos. Las áreas comunes están tratadas de manera empática, aquellas con mayor diseño, mejores acabados que permiten atraer a las personas y que, a la larga, fomentan una mayor permanencia, evitando las altas tasas de desocupación.
Creo que hoy los empresarios necesitan tener esta visión humanística de querer provocar este tipo de vinculaciones y detonar todos los esfuerzos posible, creando áreas atractivas para los habitantes”.
Ya lo decía John Donne hace cuatro siglos; “nadie es una isla por completo en sí mismo”. Frente a la imagen de grandes bloques de edificios en los que pocos conocemos a los otros y priva la independencia, cada vez surgen más iniciativas que buscan retomar la idea de comunidad, como Casa Nogal.
Si bien es cierto que en México son una realidad emergente, están llamando la atención de inversores que los ven como una alternativa a formas de arrendamiento residencial más tradicionales.
Intercambiar experiencias e ideas, llevar un estilo de vida sostenible y conocer personas nuevas son los objetivos que motivan a los co-livers a involucrarse en este tipo de comunidades, de la mano –claro está– con la libertad y la armonía.
Agradecemos cariñosamente al Arq. Roberto Roldán Ferrer por abrirnos las puertas de este maravilloso espacio y compartirnos un poco de su historia y experiencias.