2019 va a ser recordado como el año en que México se posicionó el séptimo país del mundo, en superficie construida de edificios con certificación LEED, superando a Alemania que ocupaba ese lugar en 2018. Más de 420 edificios con estas características existen en la actualidad en nuestro país, lo que significa que cumplen con requisitos exigentes en materia energética y ambiental.
Es un claro indicador de hacia dónde se dirige el futuro de la construcción, pero también que ya no solo importa el cuánto, sino que es fundamental el cómo. Cantidad aunado a calidad es la fórmula ideal, las constructoras y las grandes empresas son conscientes que los criterios del consumidor se dirigen hacia lo sustentable, no por nada el crecimiento anual de estos edificios es próximo al 20%. Otro ejemplo es Torre Reforma, que obtuvo en 2018 el premio Highrise, que reconoce al edificio más innovador del mundo en criterios de diseño orientado al futuro, funcionalidad, tecnología de construcción innovadora, integración en esquemas de desarrollo urbano, sostenibilidad y rentabilidad.
Otro dato relevante es que del total de consumo eléctrico nacional al menos un 30% es consumido por edificios, privados, residenciales y gubernamentales.
Uno de los valores agregados que aporta la sustentabilidad es la reducción del impacto ambiental que genera el edificio sin olvidar que también alberga la parte económica y social, y esto nos impacta a todos, o a que propietario de un departamento no le gustaría pagar menos de su cuota de mantenimiento gracias a la reducción del consumo de energía de las
áreas comunes y si además de esta forma se genera menos emisiones de carbono, es un ganar-ganar, tanto para la economía, la sociedad y el medioambiente.
Por otra parte los propios municipios ya son más exigentes en su planeación de desarrollo urbano, favoreciendo no solo construir sino regenerar las zonas donde van a ubicarse grandes complejos, exigiendo un mayor número de áreas verdes, eficiencia energética, uso de energía solar, materiales más amigables con el medioambiente y con certificados que determinen su impacto ambiental , captación pluvial y el uso más eficiente del agua, estos y algunos más son aspectos que tomarán cada vez mayor fuerza y que en algunos casos son requisitos para poder ganar una licitación. Es por ello que la sustentabilidad cada vez va obteniendo mayor relevancia en la construcción y no considerarla significa limitarse, o lo que es lo mismo, perder competitividad.
Lo que debería llegar en próximos años sería el etiquetado energético, como ya existe en otros países como España, Canadá o EE.UU. donde si compras una casa, local o departamento viene con un certificado de eficiencia energética, el cual nos indica que tanto gasto de energía realizaremos en caso que habitarlo, por otra parte sería necesaria una regulación que obligue a las casas y edificios verticales de nueva construcción a cumplir con un mínimo de uso de energías renovables, por ejemplo energía solar térmica o fotovoltaica para no depender tanto del gas y de la energía eléctrica que provenga de combustibles fósiles.